Pensativa
La vi…, cara a la
luna,
envuelta en sus
pensamientos,
con una flor en la
mano…
y otra prendida en su
pelo.
Sus ojos
resplandecían
como estrellas en el
cielo,
como luceros perdidos
en la noche de los
tiempos.
Miraba… y no miraba.
¡Absorta miraba el
cielo!
“Algo musitan sus
labios
que escucharlo yo
quería…,
pero oírlo yo no
puedo”.
“Me pienso”…, me dije
yo:
“¿si hubiera podido
leerlos?
Ella estaría conmigo…
y, yo…, con ella y
sus besos”.
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